miércoles, 12 de noviembre de 2014

INCOMPLETOS


 
INCOMPLETOS
 
 
 
 

No hay nada más que pararse un momento a pesar y averiguar por uno mismo que no estamos completos. Desde que nacemos nos hacen falta estímulos para desarrollar la personalidad y demás aspectos de la vida. En nuestra tierna infancia nuestros padres, hermanos, tíos, abuelos, etc.., son los encargados de estos menesteres. Durante ese tiempo se nos enseña lo que es la familia, valores y principios que nos van a servir durante nuestra existencia.

En cuanto entramos en la adolescencia y juventud se suben a nuestra vida personas que en apariencia nos eran extrañas hasta hace poco pero que de repente llegan a tener una gran trascendía en nuestro día a día. Con esas personas mejoramos nuestra sociabilidad, compartimos vida, risas, llantos y buenos ratos. Nos aportan otras visiones de la vida diferentes a las aprendidas en casa que enriquecen sobre manera.

Más adelante llega la pareja un instante crucial que cambia tus prioridades de manera sustancial. Compartir con alguien que a la vez nos une el mismo sentimiento es muy grande. Cada día con Ella o Él es una prueba, una conquista y un paso para el compromiso mutuo.

Los hijos son como un gran libro que ha de escribirse pero que nosotros tenemos que comenzar a redactar la historia de una nueva vida hasta que ellos mismos comiencen a contar la propia. Ese en el momento que tiene importancia todo lo aprendido, vivido, etc.. que tenemos que usar para hacer que este nuevo ser sea mejor.

 

En resumen: De la gente se aprende y de uno la gente.

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