Muchas veces puedes pararte a
pensar en el mal del otro, tanto sufrimientos y padecimientos como dolores y
otras tantas cosas que necesitan de nuestra atención de tal manera que podamos
hacer un bien para ellos y nosotros. Un cambio de mentalidad capaz de traspasar
nuestras propias barreras Sociales, Espirituales y Personales. Sacrificar
tiempo y humanidad con alguien que lo necesita, su grito en silencio es una
petición de ayuda.
Se me ha ocurrido escribir esta
pequeña reflexión-poema llamado: No llueve tras el Cristal. En el intento
expresar de manera sincera lo que para mi representa el Voluntariado y la Salud
Mental.
No Llueve tras el Cristal.
No llueve tras el cristal sino
todo lo contrario,
nubes de tormenta se acercan a
nosotros.
Rostros que sienten,
pero sus realidades se han
perdido en el tiempo y en las tinieblas.
Lluvias que no dejan ver lo que
fueron y serán,
sólo a través de nosotros pueden
recuperar ese día,
la sonrisa perdida, un momento
mágico, toda una vida.
Necesitan una mano amiga que les
arrastre al presente
desenredando tanto nudo que
aunque no los pueden saber
se tejió por las circunstancias.
Aceptar al otro y a la vez a uno
mismo asumiendo todas las consecuencias.
Saber que la soledad, la tristeza
se pueden terminar
abriendo nuestra alma y corazón.
Con una palabra, un gesto, un
abrazo
pueden abrirse puertas
infranqueables hasta ese momento.
La esperanza pide paso
rápidamente para no dejarnos caer en
el desanimo y la melancolía.
Tal vez un paseo, un café, un
rato de charla escuchando y comprendiendo
o simplemente estando puede
suceder un pequeño milagro.
Yo me quedo con cada milagro que
por menudo que sea cambia al que le sucede y por que no a uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario